En el Evangelio de Marcos (3:1-5), se relata la historia de Jesús sanando a un hombre con una mano atrofiada. Más allá del milagro, este pasaje nos recuerda la importancia de la compasión y la esperanza en medio de la adversidad.

La ELA es una enfermedad devastadora, pero el avance de la ciencia y el apoyo de la sociedad pueden marcar la diferencia en la vida de quienes la padecen. La concienciación y la investigación son claves para encontrar una cura en el futuro.

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