Desde las promesas de Dios, encontramos enseñanzas valiosas en refranes populares como «al que buen árbol se arrima, buena sombra le cobija», que nos recuerda la importancia de rodearnos de personas sabias, firmes y de buena influencia. En la Biblia, Jesús mismo usa la imagen del árbol para ilustrar realidades espirituales. Al hablarle a las mujeres que lo lloraban camino al calvario, les dice: “Si en el árbol verde hacen estas cosas, ¿qué harán en el seco?”, mostrando cómo incluso los momentos más duros pueden llevar una profunda enseñanza.
El Antiguo Testamento también hace uso constante de la figura del árbol para describir la vida espiritual. El profeta Oseas anuncia que Dios será para su pueblo “como un pino siempre verde”, símbolo de protección, frescura y vitalidad permanente para quienes decidan apartarse de falsas idolatrías y volverse completamente hacia Él. Esa decisión implica dejar atrás cualquier forma de dependencia a ídolos materiales o prácticas vacías, y buscar solo a Dios, quien promete escuchar y cuidar a los que acuden a Él con sinceridad.
Quien encuentra refugio en Jesucristo experimenta una transformación profunda. Su vida comienza a dar fruto: paz, amor, servicio y buenas obras que benefician a quienes están cerca. Ser como un árbol plantado junto a corrientes de agua no solo implica recibir bendición, sino también ser fuente de alivio y esperanza para otros. Esta es una promesa viva que puede cumplirse hoy en tu vida. Que este mensaje te anime a renovar tu fe y confianza en Cristo, el árbol verde que nunca falla.
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