Marta y David estaban inquietos. Su hija, recién nacida, dormía en su cuna junto a ellos, y para poder vigilarla mejor durante la noche, habían decidido dejar una luz tenue encendida en la habitación. Sin embargo, la duda les rondaba: ¿sería realmente bueno para su descanso? Querían hacer lo correcto, así que acudieron a su pediatra en busca de orientación.
El especialista les explicó que, aunque una luz tenue puede ser útil para moverse por la habitación sin perturbar el sueño del bebé, lo ideal es que duerma en un ambiente oscuro. Esto favorece la producción de melatonina, la hormona del sueño, ayudando a regular su descanso de forma natural. Les recomendó que, si necesitaban iluminación, optaran por luces cálidas y suaves, evitando las frías o blancas, que pueden ser más estimulantes.
Les habló además del impacto a largo plazo: y les dijo que algunos estudios han sugerido que dormir con luz artificial en los primeros años de vida podría estar relacionado con un mayor riesgo de miopía en la infancia.
Además, el experto les habló de alternativas para vigilar a su hija sin necesidad de luz, como los vigilabebés con visión nocturna, sensores de movimiento o audio, que permiten supervisarla sin alterar su descanso. Marta y David se sintieron tranquilos con la información y decidieron ajustar la iluminación de la habitación para cuidar mejor el sueño de su pequeña.